Mi pequeño gran amor, hoy hemos vivido otro día emocionante descubriendo lugares. Momentos que ya sabes que llevo siempre conmigo.
Hoy tenemos otro lugar especial en el mundo, porque ya sabes que cuando descubres un paraíso por primera vez con alguien ese lugar queda marcado para siempre con esas personas, así que, una vez más, déjame contarte un secreto o dos o tres más…
Una día aprenderás lo que es una fortaleza. Un día el término fortaleza te dirá que es un lugar fortificado, construido para defender un lugar considerado importante por quién lo hace. Otro día tendrás que aprender lo que significa esa virtud.
Un día tendrás la necesidad de crear muros impenetrables, inquebrantables, fuertes y capaces de soportar la mayor de las invasiones. Todos creamos algún muro con la intención de protegernos.
Fortificalos, pero no los eleves demasiado. Que tus ansias de que sean altos no te impidan ver el horizonte y no te tapen los rayos del sol sin expectativa de lo que trae el cielo, de lo que te trae la vida.
Entiende que un buen muro no es aquel sin fisuras, sin huecos. Deja siempre lugares estratégicos para que puedan llegar a ti; para visualizar todo lo que tienes y todo lo que viene ; para anticiparte y para que tu mundo no tenga limites. Que los muros nunca te limiten. Un muro que no te deje salir, nunca puede ser bueno.
Crea puertas hacia ti, y descubre puertas que quieras abrir. A veces una puerta cerrada es la oportunidad para encontrar otra o para ponerte a prueba. Siempre no abren de la misma manera, con la misma facilidad. Escoge la que quieras, la que mas te guste, pero entiende que el aspecto de una puerta nada dice de lo que hay tres ella. Disfruta de la aventura.
Derrumba todos tus muros de vez en cuando y deja entrar algún monstruo. Enfrentarte a las cosas te mantendrá alerta. La tristeza es parte de la alegría, nada más que eso. Ten los suficientes recursos para que sea pasajera, porque siempre pasará. Es inevitable pero no eterno. Todo pasa y todo cura.
Descubre paso a paso y párate siempre a disfrutar y observar el camino recorrido, siempre observa. Recoge el máximo de experiencias de cada momento. Aprende de cada uno de tus pasos. Que ninguno nunca quede vacío.
No eleves tanto tus muros que no te permitan subir a lo más alto para observar todo desde la cima. Crea escaleras que te permitan subir y volver siempre al lugar que quieras estar. Vuela y sueña, pero siempre aferrado a la tierra.
Se consiente que nunca una defensa es anticiparse con un ataque. La mejor defensa es solo tener todo aquello que evite un ataque. Dale la espalda al combate, siempre saldrás dañado de alguna manera, incluso aunque creas que ganes. Un combate nunca se gana del todo.
Desconfía en su justa medida. Entiende que el mundo siempre te fallará de alguna manera, aunque no quiera. Es inevitable. Pero no evites descubrir por miedo a salir herido, la verdadera fortaleza está en saber curarse las heridas sin renunciar a lo vivido, o a lo que tenga que venir.
LLena tu fortaleza de gente. Solo no te bastas. Solo no la podrás defender. Sólo no la podrás disfrutar. Así que se amable, se empatico, cuida de las personas que posean parte de lo que eres, parte de tus recuerdos. Sólo ellas te harán feliz, sólo ellas serán parte de tu fortaleza. LLenate de personas, con sus buenas y malas cosas. Siempre encontrarás algo por lo que perdonar.
Y sobre todo siempre siempre sonríe, hasta en tus momentos de mayor seriedad interna, siempre sonríe.
Y lo más importante, sé consciente de que por siempre jamás, serás mi número uno. Mi verdedera fortaleza. Cuida de ti y cuidarás de ella. Te quiero.