Ángel del probeta Parte VI ( La Luna sobre mi cama)

 

Capítulo anterior relacionado : click aquí Ángel de probeta. Parte II ( Las primeras alas )

En el capítulo II hablaba de lo que fue asumir mi primera pérdida. Realmente la primera termina siendo la más fácil de asumir puesto que aún no cargas con el peso del miedo, las dudas y del dolor de las anteriores. Pero a pesar de ser la más fácil, no deja de producir un dolor desconcertante, inexplicable e intenso. Aunque lo peor es que ese dolor nunca desaparece. Lo mejor que puede pasar con él es que se esconda en algún lugar de nosotras, pero siempre sale para acumularse a las otras pérdidas o en momentos en los que la vida no nos sonríe y realmente pesa, agrieta, nos oscurece, nos apaga…

Tras tomar las gotas que me recetó el ginecólogo, esas que hacían que cualquier resto de esperanza desapareciera en mi útero, recibía llamadas de familiares y amigos que se habían enterado de esas buenas nuevas que para mi, a pesar de haber pasado escasas horas, quedaban tan lejanas. Y ahí estaba sola, a ratos acompañada, pero sola, dando explicaciones telefónicas y mintiendo acerca de que a pesar de todo yo estaba bien.

Y sangrar y sangrar era lo único que me aliviaba, pues era lo único que terminaría con esa agonía. Ahora miro atrás y me veo ahí ilusa e inocente de todo lo que se me venía encima, ajena a cuantos ríos me quedaban por sangrar para enseñarme que sangrar, nada tiene que ver con la sangre.

Nadie nos prepara para que eso pase, para entender lo que ocurre y que proceso de asimilación lleva. Como casi nunca ninguna mujer habla de esos episodios, normalmente terminamos asumiendo, en el mejor de los casos, que somos unos bichos raros y extraños a las que el azar ha escogido para que una nueva vida nos abandone desde nuestras propias entrañas, desde el lugar con el que la naturaleza nos ha dotado para crear magia y que en nosotras termina siendo una especie de truco fallido.

Mi ginecólogo se limitó a decirme por teléfono que era un microaborto y que tomara las gotas que en un par de semanas me vería. ¿ Qué se supone que tendría que hacer durante esas semanas? ; ¿ qué iba a responder a quién me preguntase ? ; ¿ qué iba a pensar que ocurría conmigo ? ; ¿ era lo normal ? ; ¿ cuándo dejaría de sangrar ? ; ¿ y ahora que tendría que hacer ? ; ¿ me tendría que hacer alguna prueba ? ; ¿ cuándo lo podría volver a intentar ? ; ¿tenían mis preguntas alguna respuesta ? . La mitad de ellas seguramente no, pero hubiese ayudado saber que no la tenían y no tener que pasarme las horas escarbando y buscando en todos los recursos emocionales que la vida había terminado dándome sin saber cuál era el correcto y adecuado para afrontar esa herida. Teniendo que ordenarlos sin ningún mensaje o consejo empatico que me explicase, ayudase o me hiciera entender que esas cosas ocurrían teniendo que agarrarme únicamente de lo que tenía entendido de la experiencia de mi propia madre, en la que no quería escarbar, que había estado 14 años intentando usar su magia…

Esas semanas sonreía , intentando hacer como si nada hubiese pasado, algo mas recluía de lo normal, eso si. Mi marido y yo nos pasábamos horas en casa viendo series cuando aún no existía Netflix , a la antigua usanza ,todo muy vintage si jejeje. Y así fueron pasando los días en un pequeño ático de una ciudad lluviosa, yo sin apenas dormir y observada por la luna que me acompañaba desde una ventana en el techo sobre mi cama, iluminando esa herida que escondía o nadie veía.

 

 

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«CONTEMPLAR A LA LUNA ES CONTEMPLAR A QUIEN LLEVAMOS EN EL CORAZÓN»

OTROS CAPÍTULOS DE ÁNGEL DE PROBETA

CLICK AQUÍ Ángel de probeta ( origen ).

CLICK AQUÍ Ángel de probeta. Parte II ( Las primeras alas )

CLICK AQUÍ Ángel de probeta. Parte III “Esa silla en la que nos tocó esperar”

CLICK AQUÍ Ángel de probeta. Parte IV ( Mi plan B )

CLICK AQUÍ Ángel de probeta Parte V (La sonrisa de mi bajo vientre)

JLL

Es la calma

Arriba, abajo y caes de bruces. Te levantas y tropiezas. Vuelves a levantar. Sientes q asciendes, sientes que vuelas. Que la brisa acaricia y vuelve a golpear.

Se oyen palabras de caramelo en diabéticas realidades; pensamientos alargadores en falsos labios.

Y la vida sigue mientras comprendes ensimismada que tú y solo tú eres dueña de crear todo lo que tienes alrededor. Que es mentira eso de que todo es pasajero; pues siempre se hace hueco en algún recóndito rincón de nuestra alma para quedarse ahí ; latente, hiriente ,quebrante y casi inerte pero bombeante en nuestros deseos, en nuestras acciones , en nuestros anhelos y agarrado con fuerza en nuestros pensamientos .

Y hay días que te sorprenden mirando al infinito, y tú infinito es una pared en blanco con algún que otro golpe y rasguño como la mezcla de los enredos que entiendes y los que no.

Y a lo lejos oyes el mar y huyes a él. Lo observas de frente, lo encaras, lo insultas , lo sientes, lo entiendes , lo hueles…y mientras tanto te das cuenta y te preguntas en qué momento olvidaste lo mucho que te aliviaba bogar con tus ojos sobre él, a veces enferma de misantropía y desilusión ; con las alas rotas y la esperanza pendiente pero con la apariencia de tu sonrisa intacta.

La contradicción de que te cure la tristeza, de que te levante la derrota… porque eres así, así y así , aunque te olvides de que ayer quizás no eras otra, sino que te escondías de ti misma o de lo que creías que eras.

Y te das cuenta que la vida es eso, levantar del suelo, alzar tú vuelo. Confiar en tus alas y no en la rama.

Y escribes de noche y sueñas de día, con la brisa sobre el rostro y el sol a la espalda. Con los pies descalzos sobre la hierba mojada, verde o amarilla del paraíso de tu imaginación donde siempre buscaste el cielo desde el sótano de la melancolía y la luz con los ojos cerrados. Porque el río de mis lágrimas lo nadé yo; aunque busqué el bote salvavidas, lo nadé yo.

Y es que nada para el viento , él solo toma otra direcciónal igual que los rayos del sol. Porque nada te atormenta mientras seas la tormenta , es la calma la que inquieta…